Trabajo Nº: | RES0019 |
Tipo: | Oral |
Tema: | Narrativas de estudiantes con reflexión sobre lo vivido y aprovechado de su experiencia en las prácticas |
Autores: |
Raquel López Ruano UMA (Didáctica de las Lenguas, las artes y el deporte) rachele@uma.es |
Keywords: | duplicidad de género corrección escrita anacolutos |
Consecuencias del empleo excesivo de la dualidad de género en los textos académicos de naturaleza escrita
Dra. Raquel López Ruano
Dpto de Didáctica de las lenguas, las artes y el deporte
Universidad de Málaga
"Cuando la luz ignoraba todavía
si el mar nacería niño o niña".
(Rafael Alberti)
Resumen
El objetivo fundamental de esta comunicación es poner de relieve las dificultades a la hora de escribir una buena redacción cuando esta tiene que estar sometida constantemente a la alusión explícita al género masculino y femenino, la alternancia -o/-a. Para ello, analizaremos la repercusión del uso del lenguaje inclusivo en la confección del portafolio y de los diarios en los Prácticum de Primaria a partir de documentos extraídos de estas producciones académicas escritas.
En ejemplos reales pueden apreciarse graves incorrecciones gramaticales provocadas por la insistencia en marcar la vacilación de género.
Palabras clave: duplicidad de género corrección escrita anacolutos
Las prácticas externas constituyen un importante acercamiento al mundo real de la docencia en la escuela para los grados de Infantil y Primaria a lo largo de varios cursos. En ellas, el alumnado es guiado por maestros y maestras de los colegios, que ejercerán el importante papel de tutor o tutora profesional. También quienes impartimos docencia en estos grados, y ejercemos la tutoría académica, tenemos la tarea de coordinarnos con quienes tutorizan profesionalmente y, además, hemos que supervisar el trabajo realizado por nuestros alumnos y nuestras alumnas durante sus distintos periodos de prácticas, lo que queda reflejado en diarios y portafolios.
En los últimos años, la tendencia a expresar la duplicación del género, femenino y masculino, de los sustantivos en los textos escritos ha ido en aumento y ha llegado a convertirse en obsesión por parte de algunas administraciones públicas con la buena intención de evitar cualquier discriminación en cuestión de sexo. Y esta tendencia ha impactado de lleno en las producciones escritas de presentación obligatoria en la universidad para cerrar las prácticas externas.
Sin ir más lejos, durante el curso 2016-17, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía emitió una circular del II Plan Estratégico de Igualdad de Género en Educación 2016-2021, que llegó a todos los centros educativos, en la que se instaba a todo el personal docente a incluir en los escritos oficiales la dualidad masculino-femenino para evitar, decía, cualquier discriminación en cuestión de sexo.
Los periódiódicos se hicieron eco de estas recomendaciones que la propia Consejería de Educación resumió en un decálogo. Así, El diario Sur le dedicaba este titular el 3 de abril de 2016:
"Educación obliga a los profesores a hablar de 'alumnos y alumnas' o 'niños y niñas'. El II Plan de Igualdad de Género de la Junta de Andalucía pretende distinguir ambos sexos, algo que contraviene las normas de la Real Academia".
El 1 de julio de 2018, el boletín de noticias de la Junta de Andalucía, en la sección de Educación, titulaba así la noticia:
Y, en cuanto al tema del lenguaje, recogía dicho artículo
También se recomienda utilizar un lenguaje inclusivo y no sexista que nombre y visibilice de forma equitativa a hombres y a mujeres, evitando la utilización del masculino genérico para incluir al hombre y a la mujer.
También se dice algo sobre las imágenes:
En los casos que incluyan imágenes, respeto y reflejo de la diversidad humana tanto cuantitativa como cualitativamente. Además, se alude al cuidado de la presencia equilibrada de niñas y niños, de hombres y de mujeres y de la diversidad de personas en cuanto a edad, vestimenta, prácticas sociales y profesionales, aspecto físico, origen étnico o cultural, o identidad sexual.
Al día siguiente, y para contrarrestar las intromisiones políticas en cuestiones lingüísticas, el Diario Sur publicó las declaraciones de un experto en Lengua, Ruiz Noguera, que afirmaba categóricamente: «El sexismo no está en las palabras, sino en el comportamiento de las personas».
El ABC de Sevilla, el 20 de enero de 2018, ironizaba sobre el uso no sexista del lenguaje y le reprochaba a la Junta de Andalucía bajar la guardia en el empleo de un lenguaje no sexista:
"La Junta de Andalucía no se aplica su propia censura sobre el lenguaje sexista: Consumo Responde utiliza «consumidores» en vez de «personas consumidoras»".
Este mismo diario un día antes, el 19 de enero de 2018, había publicado un artículo con el sugerente título de "«Guardador», «monoparental» y otras perlas del lenguaje de la Junta". También a La Vanguardia le llamaron la atención estas nuevas palabras y tituló su artículo: "«Monomarental», el neologismo que reabre el debate sobre el sexismo lingüístico".
Este último caso, el de monomarental, donde la hipercorrección alcanza límites delirantes, es quizá el más disparatado de todos, pues nada más femenino que "parir", de cuya raíz derivan palabras como pariente, parentela o parental, no hay más que consultar El diccionario etimológico de Joan Corominas para rastrear el origen y la relación léxica de estas palabras. Parental "se refiere a uno o a ambos progenitores", así lo recoge en la segunda acepción la RAE en su Diccionario. En cambio, marental es un término forzado, un heterónimo creado sobre una falsa etimología, ¿de qué raíz procede, de mar, de marital? A lo mejor su vinculación al femenino es mucho más profunda o metafórica y habría que buscarla en el contexto del cante jondo, donde mare es madre.
Pero parece ser que algo está empezando a cambiar, porque es insostenible tanta vacilación en los escritos y tanta creación espontánea, ya que perjudican enormemente el estilo, la elegancia y la corrección de los textos escritos, además de atentar contra los principios de concisión y economía lingüística a los que tiende cualquier lengua.
A finales del 2018, concretamente el 15 de diciembre, El Diario Sur reflejaba las primeras declaraciones de una institución pública, la Universidad de Málaga, acerca del abuso del lenguaje inclusivo:
La UMA revisará sus estatutos para suavizar el uso excesivo del lenguaje inclusivo.
Estos son solo algunos ejemplos para destacar que las buenas intenciones políticas están reñidas en muchas ocasiones con el uso correcto del lenguaje escrito, tema en el que políticos y lingüistas discrepan. Y es que no siempre se puede aplicar un lenguaje circense o mitinero a un riguroso texto escrito porque lo empobrece ya que acarrea numerosos errores de toda índole, como: anacolutos, leísmos e imprecisión léxica.
El código escrito está sometido a unas normas muy rígidas y quien no las acate, seguro que escribirá mal. Es cierto que, dependiendo de la intención comunicativa, la naturaleza del escrito, el receptor, etc., emplearemos el lenguaje de distinta manera pero siempre teniendo más en cuenta lo lingüístico y lo pragmático y no porque impere una moda, aún no sabemos si pasajera, en determinados usos sociales.
En la Ortografía de la lengua española, la RAE (2010) comienza así su presentación: "La correcta escritura, el buen uso del léxico y el dominio de las reglas gramaticales constituyen los tres grandes ámbitos que regula la norma de una lengua".
Lo que no debe hacerse es una transcripción fonética de lo que hablamos para confeccionar un texto escrito porque el código escrito posee sus propias normas que, por cierto, son mucho menos flexibles que las del código hablado.
Los grandes innovadores del idioma, sus autoridades, han sido siempre los escritores y no precisamente los políticos. Son innumerables los neologismos de autores que, de forma irónica, crearon palabras como el protomiseria o archipobre de Quevedo, pasando por las nivolas de Unamuno o las maravillosas innovaciones de Forges, como bocata, tocata o malsonancia. Por el contrario, han servido de chiste popular expresiones como la famosa "jóvenes y jóvenas" que soltó en los 90 la diputada por Cádiz, Carmen Romero, en ese momento esposa del presidente del Gobierno, Felipe González. La ministra Aido también nos dejó sus "miembros y miembras", en la misma línea que la expresión de "portavoces y portavozas" que emplea de continuo Irene Montero, de Unidas Podemos, por poner solo algunos ejemplos que desembocan en un uso hilarante del lenguaje.
Actualmente se tiende a un uso forzado de la paridad -o/-a, puesto que no todas las palabras en nuestro idioma soportan está conversión de género tan simplicista y maniqueísta, similar a la distribución tradicional del color azul para los niños y el rosa para las niñas, como si una excluyera a la otra y no hubiese más posibilidades.
De forma irónica, ya Unamuno, en Niebla planteó la concordancia de género, y puso el razonamiento en boca de Augusto Pérez. Pretendía con ello ridiculizar a un personaje de pensamientos disparatados. Veamos el siguiente pasaje, que es de plena actualidad pues lleva el asunto del género a límites desternillantes:
—Dígame, buena mujer —interpeló a la portera sin sacar el índice y el pulgar del bolsillo—, ¿podría decirme aquí, en confianza y para inter nos, el nombre de esta señorita que acaba de entrar? —Eso no es ningún secreto ni nada malo, caballero. —Por lo mismo. —Pues se llama doña Eugenia Domingo del Arco. —¿Domingo? Será Dominga... —No, señor, Domingo; Domingo es su primer apellido. —Pues cuando se trata de mujeres, ese apellido debía cambiarse en Dominga. Y si no, ¿dónde está la concordancia? —No la conozco, señor. [...] Eugenia Domingo, sí, Domingo, del Arco. ¿Domingo? No me acostumbro a eso de que se llame Domingo... No; he de hacerle cambiar el apellido y que se llame Dominga. Pero, y nuestros hijos varones, ¿habrán de llevar por segundo apellido el de Dominga? Y como han de suprimir el mío, este impertinente Pérez, dejándolo en una P, ¿se ha de llamar nuestro primogénito Augusto P Dominga? Pero... ¿adónde me llevas, loca fantasía?» Y apuntó en su cartera: Eugenia Domingo del Arco, Avenida de la Alameda, 58. (Unamuno, Niebla, p.111)
Repercusión del uso del lenguaje inclusivo en la redacción del portafolio y de los diarios en los Prácticum de Primaria
Como expresar continuamente la dualidad masculino/femenino con la alternancia o/a es muy cansino y repetitivo, se plasma frecuentemente en los escritos académicos de los Prácticum un desequilibrio en lo formal, una absoluta falta de sistematización y, como consecuencia de ello, aparecen discordancias: tan pronto hay apartados del escrito donde la alternancia es constante y machacona, porque además se extiende a adjetivos y pronombres; como de pronto, desaparece la preocupación por hacer visible lo femenino y todo, aunque en el contexto se requiera una especificación, aparece en masculino.
Veamos algunos ejemplos:
“A la hora del recreo, bajan cinco minutos antes de las 12 y tanto los alumnos como los profesores reciben un bollo con aceite. Los encargados de repartirlo son madres voluntarias...”.
“Con todos los niños niñas del aula realizamos una actividad de pintura, a partir de la cual los mismos deben relacionarse entre ellos para ponerse de acuerdo...”
“Haremos a los niños y niñas hacer creer que tienen que hacerse pasar por jugadores de las olimpiadas, los cuales pasarán...”
Incluso, en un Prácticum pude detectar continuamente un tratamiento diferente al referirse al género masculino o femenino, por sistema hacía la distinción binaria el profesor/la maestra:
“Ambos, el profesor o la maestra y los padres suelen tener una reunión al mes para hablar de la evolución del alumno o la alumna en cuestión”.
A veces, la solución es muy fácil para evitar duplicidades innecesarias, basta con emplear la palabra integrantes:
“Cada clase suele contar con unos 25 o 27 alumnos y alumnas”
O, en el siguiente ejemplo, suprimir el innecesario pronombre “ellos”:
“Repartimos las viñetas a todos los niños y niñas, y ellos tendrán que inventar una historia”.
Y es que no es fácil ser sistemático partiendo de una orden política de hipercorrección lingüística y que, por tanto, no es preceptiva en la gramática de la RAE. Si en un texto incluimos la vacilación, esta nos acompañará en todo el escrito y claro que afectará a adjetivos, pronombres y artículos porque, al igual que en matemáticas, en lengua hay normas lógicas según las cuales solo se puede sacar factor común cuando hay elementos comunes:
"Otro aspecto de este programa de refuerzo es el destinado al alumnado que no promociona de curso, el cual también es elaborado por el profesor tutor o tutora".
"Primero lo realizará el profesor o profesora y después los niños y niñas".
Y la otra variante de esta casuística es la alternancia -o/-a en las terminaciones de los sustantivos:
“El tutor/a de cada curso se convierte en referente para su grupo de alumnos/as si bien, todos los maestros/as que complementan las especialidades son reconocidos en su labor”.
Solo los nombres epicenos, que comparten género gramatical, pues o están en masculino o están en femenino, se libran de la alternancia -o/-a, como sucede con el personaje o la persona; la avispa o el hipopótamo. Además, la dualidad, o más bien vacilación o/a, rompe con el principio de economía lingüística.
Recurrir constantemente a sustantivos colectivos tampoco es la solución porque el resultado es un poco artificial y empobrecedor pues se renuncia así a utilizar términos más precisos o que expresan otros matices y, cuando quien escribe no es muy experto, incurrirá fácilmente en anacolutos por la falta de concordancia o en graves imprecisiones semánticas con falta de lógica. Veamos algunos ejemplos de uso incorrecto de colectivos extraídos de los diferentes Prácticum:
"La sorpresa vino cuando lo primero que hizo la maestra fue pedir a cada uno del alumnado". " Con esto, lejos de buscar una calificación, se busca ver la evaluación de cada alumnado". En estos casos se ha construido mal porque el contexto no admite el colectivo "alumnado" como sinónimo de "los alumnos".
“La heterogeneidad del alumnado hace que ningún alumno/a de nueva incorporación al centro se sienta extraño, siendo bien acogido en el alumnado que da muestras de gran tolerancia, incluso con los alumnos con dificultades de idioma”.
En este sentido, la RAE (2009, p. 88) es tajante: "No equivalen, en efecto, mis profesores a mi profesorado; los médicos a la medicina; los amigos a las amistades; nuestros vecinos a nuestro vecindario..."
En otros ejemplos sacados de los prácticum, la disparidad entre lo que se dice y lo que se quiere decir, con la consiguiente falta de lógica, tiene que ver con el uso de la preposición "entre": "En la clase había constantes enfrentamientos entre los niños y las niñas", "...para mejorar las relaciones entre los alumnos y las alumnas". La preposición "entre", en estos casos, opone a dos grupos diferentes, niños y niñas, cuando lo que se quería expresar en realidad era el ambiente general del grupo de clase: en el primer caso, que había enfrentamientos constantes dentro del grupo, y en el segundo, que se mejoraron las relaciones dentro del mismo.
Por otra parte, son numerosísimos los ejemplos en los que se concuerdan palabras colectivas con verbos en plural y se alude a ellas con pronombres también en plural.
"Con respecto al alumnado que forman el centro".
"Posteriormente, en el centro de la asamblea, se dejarán las viñetas de forma desordenada y se les pedirá al alumnado que ordenen la secuencia que han escuchado con anterioridad".
“La mayoría vinieron disfrazados”.
"Otro aspecto a destacar es la motivación del alumnado, si se consigue tener motivado al alumnado tendrán ganas de aprender".
"Esta metodología pretende ayudar al alumnado a organizar su pensamiento favoreciendo en ellos la reflexión, la crítica…"
En este último caso, la solución es tan fácil como suprimir "en ellos".
"La propuesta de intervención está diseñada para que el alumno pueda aprender principalmente del área de Ciencias Sociales, por ello deben desarrollar las competencias básicas del curriculum".
"Es esta última sesión, se les dará la nota al alumnado y se conversará con ellos sobre lo que han aprendido, si les ha gustado
"En este caso, son los responsables de ejercer la dirección y orientación del aprendizaje del alumnado, guiándolos y apoyándolos en colaboración con las familias".
"Colegio público y multicultural, que enseña al alumnado a ser ciudadanos capaces de desenvolverse en un mundo global, plurilingüe y tecnológico".
"Sin embargo, se trata de un grupo heterogéneo pues existe un gran desnivel entre ellos, ya que se dan diversos ritmos de trabajo".
"Trabajando en gran grupo, la docente irá pidiendo al alumnado que se muevan según sus indicaciones".
"La profesora pone preguntas en la pizarra sobre el tema que están dando para que el alumnado en clase con los ordenadores investigue y encuentren las respuestas".
“Se promueve el trabajo en grupo, los debates y las presentaciones de proyector de una forma más amena, lo que además ayuda a que el alumnado capte la atención y relacionen mejor los contenidos y conocimientos transmitidos”.
"A través de proyectos, realizando preguntas sobre un tema concreto en el que el alumnado tenga especial interés, introduciendo la preposición en la misma pregunta que después ellos mismos deban contestar".
"Vamos a pedirle al alumnado que escriban una carta explicándoles a las familias..."
Las soluciones para paliar los gravísimos errores de construcción que aparecen en las redacciones académicas de portafolios, diarios, TFG y TFM hay que encontrarlas en la Gramática de la RAE, manual que hay que manejar constantemente como herramienta en cualquier trabajo de redacción, junto con la Ortografía y el Diccionario. En concreto, en La Gramática encontramos un apartado sobre el empleo genérico del masculino, donde la RAE (2009, p. 87) dice textualmente:
-En el lenguaje de los textos escolares, en el periodístico, en el de la política, en el administrativo y en el de otros medios oficiales, se percibe una tendencia reciente (de intensidad variable, según los países) a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: a todos los vecinos y vecinas [...] Esta doble mención se ha hecho general en ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como señal de cortesía: señores y señoras, amigos y amigas, etc., acaso por la extensión de la fórmula damas y caballeros, que coordina los dos miembros de una oposición heteronímica. Exceptuados estos usos, el circunloquio es innecesario cuando el empleo del género no marcado es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo, lo que sucede en gran número de ocasiones: Los alumnos de esta clase (en lugar de los alumnos y las alumnas) se examinarán este jueves..."
Y en el siguiente párrafo permite el uso de "fórmulas desdobladas" cuando el contexto no lo aclara suficientemente, como en este ejemplo de la propia RAE: "Los españoles y las españolas pueden servir en el ejército".
Expresar la duplicidad es más que aconsejable en el siguiente caso:
“La metodología por tanto es pasiva, no fomenta el pensamiento crítico del alumno, porque no da cabida a la reflexión sobre determinados temas. Solo tuvieron esta oportunidad de pensar ellos mismos y formarse una opinión el día de la mujer...” Porque si no se expresa también el femenino, las niñas de ese grupo quedan excluidas de “pensar” y de formarse una opinión”.
También encontramos ejemplos forzados, generados por la imposición tan interiorizada de expresar el género:
"Lo que ellos y ellas tenían que hacer era escribir en un papel un nombre, una ciudad, un animal, un objeto y una comida que empezara por la letra elegida".
La solución en estos casos es muy fácil, dadas las circunstancias especiales de nuestro idioma, pues no se necesita ponerle un sujeto a cada verbo cuando dicho sujeto se sobreentiende por el contexto: "lo que tenían que hacer..."
Si seguimos las recomendaciones de la RAE, una solución elegante sería comenzar el texto académico en cuestión con una fórmula desdoblada y aclarar en una nota que, a partir de ese momento, se empleará el masculino como forma no marcada y se hará uso del femenino cada vez que el contexto lo requiera. Y es que mantener durante todo el escrito las fórmulas desdobladas da lugar a despropósitos, galimatías y trabalenguas tan poco elegantes como las que encontramos en los siguientes casos reales extraídos de Prácticum:
"para ayudarlos así a conocerse mejor ellos y ellas mismas y entre ellos y entre ellas".
"Todos y todas se sintieron muy orgullosos y orgullosas de su trabajo".
"Mediante una canción que compongamos entre todos y todas podemos ir diciendo los nombres de los diferentes niños y niñas de la clase en función de dónde ellos y ellas se encuentren colocados y colocadas".
"Se dan pautas o se emiten órdenes al alumnado y, posteriormente, algunos alumnos o alumnas la llevan a cabo ellos mismos".
"En total, son mil trescientos cincuenta los alumnos y las alumnas que se encuentran matriculados y matriculadas en este centro".
"Los niños y las niñas fueron muy ingeniosos e ingeniosas".
"Una vez divididos en grupos, les dejé que eligiera una marioneta a cada uno y a cada una".
"No tardaron en comenzar a querer salir todos, enfadarse si no les tocaba a ellos o a ellas y montar jaleo".
"De dos en dos, salían a la pizarra. Uno de ellos o una de ellas colocaba las letras en la posición correspondiente y el compañero o la compañera debía apuntar las letras que no servían..."
"En la primera clase de infantil, mi grupo tendría que ayudar a los niños y niñas más pequeños y pequeñas a colorear una máscara, recortarla y ponerle la gomilla para la cabeza. Los niños y niñas estaban encantados, se sentían como hermanos y hermanas mayores y ayudaron en todo lo que pudieron".
Este tipo de construcciones, por su palabrería innecesaria que raya en lo redundante, de alguna manera, nos recuerdan el lenguaje repetitivo y, por tanto, redicho, artificial e incorrecto de los relatos de caballería que tanto ridiculizó Cervantes en El Quijote:
“La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura”.
“…los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza”.
En otras ocasiones, la duplicidad explícita del género provoca casos de leísmos, un vicio del que siempre, en toda su diacronía, se había librado el dialecto andaluz. Recurrir al uso del leísmo sirve para aliviar un poco la cansina alternancia o/a:
"Esa inocencia, ese amor que demuestran con las personas que saben que solo quieren ayudarles".
“Los niños y las niñas jugaban mientras un perro blanco y pequeño les observaba”.
“El alumnado extranjero con dificultades de idioma dispone de profesorado de ATAL, para ayudarles a una rápida integración y aprendizaje del idioma”.
"Organizaron a los niños del mismo curso, pero diferentes clases en ocho grupos con un profesor como supervisor que les acompañaba en cada estación".
"La tutora me adjudicó un sitio al lado de los niños y las niñas que tenían más dificultades para aprender y yo tenía que apoyarles y ayudarles”.
Conclusión
El uso abusivo de la oposición -o/-a para el género da como resultado escritos de gran pobreza léxica que incurren en graves errores gramaticales y de redacción. Para paliar esto y conseguir redacciones escritas de calidad en el ámbito universitario, debería haber un consenso entre las distintas universidades españolas para establecer unas normas de estilo que rigieran cualquier publicación de índole académica, normas válidas para todas las publicaciones, al igual que se ha hecho con el aparato de citas, basadas, como queda dicho, en el consenso y teniendo más en cuenta los dictados de la RAE que los criterios políticos.
Bibliografía y webgrafía
Corominas, J. (1976). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Gredos.
RAE (2009). Nueva gramática de la lengua española.Morfología y sintaxis. Madrid: Espasa.
RAE (2010). Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa.
Unamuno (1983). Niebla. Madrid: Cátedra.
www.juntadeandalucia.es/educacion/.../a6caff0d-6083-4f02-bd29-d86ce7b344c5
https://www.diariosur.es/malaga/201604/04/ruiz-noguera-sexismo-esta-20160403205426.html
https://www.diariosur.es/universidad/consejo-consultivo-censura-20181214205128-nt.html
Emplearemos un método analítico-deductivo, a partir de numerosos ejemplos reales extraídos de producciones escritas de diarios y portafolios de los distintos Prácticum donde pueden apreciarse graves incorrecciones gramaticales provocadas por la constante vacilación de género.
Como expresar continuamente la dualidad masculino/femenino con la alternancia o/a es muy cansino y repetitivo, se plasma frecuentemente en los escritos académicos de los Prácticum un desequilibrio en lo formal, una absoluta falta de sistematización y, como consecuencia de ello aparecen discordancias: tan pronto hay apartados del escrito donde la alternancia es constante y aburrida, porque además se extiende a adjetivos y pronombres; como de pronto, desaparece la preocupación por hacer visible lo femenino, y todo, aunque en el contexto se requiera una especificación, aparece en masculino. (De todo esta casuístican no faltan ejemplos que se incluirán en el apartado correspondiente de la comunicación).
Y es que no es fácil ser sistemático partiendo de una orden política de hipercorrección lingüística que no es preceptiva en la gramática de la RAE. Si en un texto incluimos la vacilación, esta nos acompañará en todo el escrito y claro que afectará a adjetivos, pronombres y artículos porque, al igual que en matemáticas, en lengua hay normas lógicas según las cuales solo se puede sacar factor común cuando hay elementos comunes, y eso solo se puede hacer con los nombres epicenos, que comparten género gramatical, o en masculino o en femenino, como el personaje o la persona; la avispa o el hipopótamo. Además, la dualidad o/a rompe con el principio de economía lingüística.
Recurrir constantemente a sustantivos colectivos tampoco es la solución porque el resultado es un poco artificial y empobrecedor pues se renuncia así a utilizar términos más precisos o que expresan otros matices y, cuando quien escribe no es muy experto, incurrirá fácilmente en anacolutos por la falta de concordancia o en graves imprecisiones semánticas con falta de lógica. Y así se ve en muchos ejemplos de los Prácticum.
Las soluciones para paliar los gravísimos errores de construcción que aparecen en las redacciones académicas de portafolios, diarios, TFG y TFM hay que encontrarlas en la Gramática de la RAE, manual que hay que manejar constantemente como herramienta en cualquier trabajo de redacción, junto con la Ortografía y el Diccionario.
La continua alternancia de géneros en los escritos da como resultado redacciones farragosas que atentan contra la elegancia y el estilo sobrio que deben tener los textos científicos y académicos.
El uso abusivo de la oposición -o/-a para el género da como resultado escritos de gran pobreza léxica que incurren en graves errores gramaticales y de redacción. Para paliar esto y conseguir redacciones escritas de calidad en el ámbito universitario, debería haber un consenso entre las distintas universidades españolas para establecer unas normas de estilo que rigieran cualquier publicación de índole académica, normas válidas para todas las publicaciones, al igual que se ha hecho con el aparato de citas, basadas, como queda dicho, en el consenso y teniendo más en cuenta los dictados de la RAE que los criterios políticos.
Corominas, J. (1976). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Gredos.
RAE (2009). Nueva gramática de la lengua española.Morfología y sintaxis. Madrid: Espasa.
RAE (2010). Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa.
Unamuno (1983). Niebla. Madrid: Cátedra.
www.juntadeandalucia.es/educacion/.../a6caff0d-6083-4f02-bd29-d86ce7b344c5
https://www.diariosur.es/malaga/201604/04/ruiz-noguera-sexismo-esta-20160403205426.html
https://www.diariosur.es/universidad/consejo-consultivo-censura-20181214205128-nt.html