Tras el establecimiento del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) con el conocido acuerdo de Bolonia firmado por 29 países europeos en 1999, se inicia un proceso de convergencia de la enseñanza universitaria. Así, con el EEES se crea un escenario unificado que permite la movilidad de estudiantes y trabajadores en un Marco Común de Enseñanza Superior en Europa. Se dejan de lado las titulaciones instauradas hasta entonces (Licenciaturas, Diplomaturas e Ingenierías) para dar paso a los Grados. Uno de los cambios fundamentales fue la apuesta por las nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje orientada desde una perspectiva profesionalizante que facilite la empleabilidad de los futuros egresados. En definitiva, los países firmantes del acuerdo de Bolonia, entre los que se encuentra España, aceptan un proceso de adaptación del sistema formativo, pasando de centrar la atención en la adquisición de conocimientos teóricos a un método de aprendizaje centrado en el alumnado que permita adquirir una mayor aptitud práctica del titulado frente a las opciones laborales que le esperan. Bajo este nuevo enfoque, toma especial relevancia el concepto de competencia.

Según el proyecto DeSeCo (Definition and Selection of Competencies) de la OCDE, se entiende por competencia la capacidad para responder con éxito a exigencias complejas en un contexto particular, movilizando conocimientos y aptitudes cognitivas y prácticas, y componentes sociales y comportamentales como actitudes, emociones, valores y motivaciones (Bolívar y Pereyra, 2006).

En este aspecto, en el acuerdo de Bolonia se estableció una serie de tipología de competencias que los estudiantes deberían ser capaces de adquirir o mejorar durante sus estudios, según están relacionadas con: el saber (haciendo referencia a saber teórico/conocimientos); el saber hacer (saber práctico/procedimientos/habilidades) y; el saber ser y estar (saber social/actitudes, valores).

Para la integración del Sistema Universitario Español (SUE) en el nuevo EEES, se crea la fundación estatal Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) por el Consejo de Ministros del Gobierno de España el 19 de julio de 2002. Con el apoyo de la ANECA, una red de universidades españolas llevan a cabo los Libros Blancos de distintas titulaciones con el fin explícito de promover una reflexión previa y de utilidad para el diseño de los planes de estudios adaptados al EEES. Tras su desarrollo, el Libro Blanco de cada grado representa una propuesta, no vinculante para las universidades, que se presenta ante el Consejo de Coordinación Universitaria y el Ministerio de Educación y Ciencia para su información y consideración. Se trata de un documento donde se recogen los elementos fundamentales a tener en cuenta para alcanzar un modelo final consensuado que recoja todos los aspectos relevantes del título objeto de estudio. En este proceso, la ANECA hace una función institucional de seguimiento, revisión y difusión para que el Libro Blanco sirva como guía para realizar las memorias de todas las titulaciones de las universidades españolas, puesto que en ellas se desarrollan una serie de normas, directrices y contenidos. Por su parte, entre otros objetivos de la ANECA se encuentra el de monitorizar la puesta en marcha de los nuevos planes de estudios ayudando a las universidades, de una forma gradual, a mejorar la formación que ofrecen a sus estudiantes y analizar aquellos aspectos que puedan resultar problemáticos durante la futura acreditación de sus títulos. En ANECA (2005) se manifiesta que el diseño de los planes de estudios debe proponer una formación apropiada para el desarrollo del perfil profesional definido para cada titulación. Esta formación debe permitir a los(as) estudiantes conseguir unas determinadas competencias, identificadas con conocimientos y habilidades en la Declaración de Bolonia. En dicha declaración también la clasificación de las competencias en específicas, genéricas o transversales y transferibles. Las transferibles permiten desarrollar las competencias que son necesarias para estrechar la brecha existente entre la teoría y el mercado laboral. Dos formas de adquirir competencias transferibles son con la inclusión de prácticas en empresas en los programas formativos y la adopción de metodologías de aprendizaje que simulen entornos reales (pp. 171 a 172).

En el contexto del Sistema Universitario Español, las prácticas académicas externas constituyen una actividad formativa con el objetivo de aplicar y ampliar los conocimientos trabajados en el aula y favorecer la adquisición de competencias que faciliten su entrada en el mercado laboral (RD 592/2014, de 11 de julio). Se puede deducir que las prácticas externas juegan un papel complementario a la formación académica formal en las aulas, aportan una primera experiencia real para visualizar los nuevos requisitos que el mercado de trabajo va a requerir del futuro egresado.

Según Lentzen (2015), transferir el conocimiento teórico al trabajo práctico ayuda a la empleabilidad, combatiendo el llamado “shock práctico” y la distancia entre la teoría y la práctica. El objetivo fundamental de las prácticas es conectar el mundo de la formación con el mundo del empleo, la academia con la empresa y la teoría con la práctica (Zabalza, 2017). En este sentido, las prácticas representan una ventaja competitiva en la búsqueda de un trabajo remunerado, ya que muchos empleadores se muestran reticentes a contratar a recién graduados sin experiencia laboral (Eichhorst et al., 2015). La experiencia en prácticas externas aporta un valor añadido al currículum vitae del alumnado que puede mejorar sus posibilidades de empleabilidad (OCDE, 2014).

Ante esta realidad, podemos encontrar diversas propuestas/estudios de carácter académico orientadas hacia distintos aspectos de la complementariedad universidad-empresa. Así, por ejemplo, en Dominguez et al. (2018), se describe una colaboración realizada entre ambos agentes en la Universidad de Sevilla. Se trata de una iniciativa para formalizar el desarrollo de los trabajos fin de grado del alumnado dirigida a atender los intereses explícitamente manifestados por las empresas. Por su parte, el estudio Gonzalez, et al. (2018) se centra en los egresados con prácticas de la Universidad de Vigo para identificar las competencias académicas más asociadas a la probabilidad de encontrar su primer trabajo.

En esta línea, la vocación de nuestro grupo de investigación es tratar de mostrar evidencia sobre el nivel de empleabilidad del alumnado de educación superior. Por ello, el interés está en los distintos aspectos asociados a la adecuación de la formación del alumnado (potencial de su perfil profesional) a las demandas del mercado laboral. En este artículo en particular, el objetivo es realizar un análisis descriptivo de la evaluación de las competencias del alumnado con experiencia en prácticas externas. La población objeto de estudio es la totalidad del alumnado de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Vigo con prácticas extracurriculares. El periodo de observación comprende desde el curso 2012-13 (primer curso donde se registran prácticas en el centro), hasta el curso académico 2017-18. Por tanto, la investigación abarca la población completa de un total de 510 estudiantes que realizaron prácticas durante los cinco últimos cursos académicos.

Para cada práctica realizada, se dispone de dos informes: el del tutor asignado por la empresa donde se realiza la práctica externa y el del alumnado implicado. En este artículo prestamos atención al primero de los informes por recoger la valoración que hace una persona externa (tutor de la empresa) del alumnado sobre la tarea profesional realizada (práctica extracurricular).

Por su parte, las competencias evaluadas por el tutor externo se pueden clasificar en tres categorías: conocimientos, habilidades y actitudes, las cuales serán analizadas de forma pormenorizada para identificar los aspectos más destacados en relación a la valoración de nuestro alumnado en sus prácticas extracurriculares.

Seguidamente, en el apartado 2, se contextualizan las prácticas externas en el sistema educativo del centro donde se realiza el estudio. En el apartado 3 se muestran los resultados de la evaluación de las competencias del alumnado en GADE y GE para, posteriormente, en el apartado 4, se exponen las conclusiones y las principales reflexiones para el futuro derivadas del estudio.

En el procedimiento establecido para la realización de las prácticas externas en la educación superior, se exige la firma de un Convenio de Cooperación Educativa entre la universidad y la entidad colaboradora. Este convenio contempla el proyecto formativo objeto de la práctica y se establece el marco regulador de las relaciones entre los tres agentes implicados: alumnado, empresa/institución y la universidad. En la Universidad de Vigo, el modelo de este convenio fue aprobado en Consejo de Gobierno del 24 de mayo de 2012 sentando las bases para el desarrollo normativo de los distintos centros y sus respectivas titulaciones.

Las titulaciones de GADE y GE que se imparten en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Vigo desde 2009-10, permiten al alumnado realizar prácticas externas de forma voluntaria, lo que le confiere la tipología de Prácticas Extracurriculares. En la Universidad de Vigo, este tipo de prácticas es gestionado por la FUVI (Fundación Universidad de Vigo), de esta forma se da cumplimiento a lo establece el artículo 2 del RD 592/2014, de 11 de julio, “las prácticas académicas externas constituyen una actividad de naturaleza formativa realizada por los estudiantes y supervisada por las Universidades”. Entre otras tareas, la FUVI informa al alumnado y a las empresas interesadas de los requisitos establecidos; revisa su cumplimiento; proporciona el convenio necesario para su formalización y custodia los documentos generados tras su finalización. En concreto, según se establece en el artículo 13 del RD 592/2014, de 11 de julio, el tutor de la empresa debe remitir un informe final donde, además de recoger las horas totales realizadas en la práctica, se deben valoran una serie de ítem previstos en el proyecto formativo (sobre conocimientos, habilidades y actitudes) derivadas del seguimiento del alumnado en la ejecución de su práctica.

Estos son los documentos de interés para nuestro estudio a tenor del objetivo de identificar un diagnóstico del perfil del alumnado de la FCEE de Vigo en relación a sus competencias para afrontar su futuro laboral. Para ello se realizará un análisis descriptivo de la evaluación de las competencias del alumnado en relación a su experiencia en las prácticas extracurriculares. Antes de presentar estas valoraciones en el apartado 3, procedemos a describir al alumnado que nos ocupa.

El sujeto de estudio es la totalidad del alumnado con prácticas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Vigo desde la implantación de los grados (en 2009-10), hasta la finalización del último curso completo disponible, (septiembre de 2018). La normativa de nuestro centro establece que para poder realizar prácticas, el(la) alumno(a) debe haber superado al menos el 50% de los créditos de la titulación, con lo cual, hasta tercero de grado no es posible cumplir este requisito por parte del alumnado. Por ello, el periodo de estudio comprende desde el curso 2012-13 (primer curso donde se registran prácticas en el centro), hasta el curso académico 2017-18 (último año completo con datos sobre prácticas).

En total se cuenta con 510 observaciones de las prácticas realizadas en nuestro centro. En términos relativos representa un 15% del total de matriculados en GADE y un 12% de GE. En la Tabla 1 se muestra la distribución del alumnado en prácticas por año de ejecución según titulación y sexo. Se puede observar como el 79% del total fueron realizadas por alumnos de GADE y el 21% por alumnos del GE, así mismo el 43% son hombres frente al 57% que son mujeres.

Tabla 1. Distribución del alumnado con prácticas en la Facultad de CC. Económicas y Empresariales

Analizando la desagregación por cursos se pone de manifiesto que en los primeros años destaca una mayor frecuencia del alumnado de GADE frente a GE (así como las mujeres frente a los hombres), con lo que se puede indicar el perfil mujer y de GADE presentó una mayor predisposición para iniciar este tipo de experiencia profesional. En concreto, de los 55 alumnos que realizan prácticas el primer curso, 50 eran de GADE (solo 5 de GE) y 41 eran mujeres (solo 14 hombres).

Una vez realizada esta primera descripción de los alumnos de grado con prácticas externas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Vigo, a continuación se muestran los resultados de su evaluación.

Como se ha comentado anteriormente, una vez finalizada cada práctica se debe cubrir un informe por parte del tutor de la empresa aportando la información que compondrá nuestra referencia externa del nivel de empleabilidad de nuestro alumnado. En el informe se deben juzgar 15 competencias de forma que cada competencia es valorada en una escala de Likert comprendida entre 1 (como mínimo valor posible) y 5 (máximo valor posible). Así, el objetivo de este apartado es analizar, de forma pormenorizada, la evaluación de dichas competencias para la totalidad del alumnado de GADE y GE de la FCCEE de Vigo que han realizado prácticas durante los cinco últimos cursos académicos, de 2012-13 a 2017-18.

Las 15 competencias evaluadas por el tutor de la empresa, o entidad colaboradora, se pueden clasificar en tres categorías: 3 que hacen referencia a conocimientos (C1 a C3), 7 a habilidades (H1 a H7) y 5 a actitudes (A1 a A5). La descripción de las distintas competencias que conforman cada categoría aparece en la Tabla 2, así como los resultados medios de su valoración según titulación y sexo del alumnado.

Tabla 2. Valoración media del tutor de la empresa al alumnado en prácticas

Cabe indicar, en primer lugar, la alta valoración media en cada una de las competencias sometidas a evaluación superando el valor 4,2. En cuanto al tipo de competencia, en media la valoración de la actitud del alumnado sobrepasa a las habilidades y en último término se manifiestan los conocimientos. Este patrón medio de evaluación se mantiene en cada una de las agrupaciones del alumnado, tanto en cada una de las dos titulaciones como en ambos sexos. En sentido agregado, resulta mejor valorada la mujer frente al hombre en las tres agrupaciones consideradas así como en el desglose de estas categorías en 14 de las competencias analizadas. La excepción la encontramos en el conocimiento asociado a la formación adquirida en la práctica, donde el hombre recibe mayor valoración que la mujer, 4,52 frente a 4,36.

En cuanto a las tres categorías de competencias asociadas a cada titulación cabria hacer las siguientes observaciones a vistas de las declaraciones de los tutores de la empresa. La valoración media de la actitud (así como de los 7 items de la misma) es superior en el alumnado de GADE. En el conocimiento medio ganaría GE por muy poca diferencia, aunque sobresale en mayor medida GE frente a GADE respecto a capacidad técnica y formación universitaria ajustada al puesto. Por su parte, las habilidades medias serían similares en GADE que en GE, no obstante, cuando se analizan de forma pormenorizada cada ítem de habilidad se observa que en todas sería superior las habilidades de GE salvo en Creatividad y Capacidad de trabajo en equipo que ganaría el alumnado de GADE.

Con objeto de complementar este análisis sobre los valores medios de las competencias asociadas a conocimiento, habilidades y actitudes, en las Figuras 1, 2 y 3, respectivamente, se muestra la distribución de frecuencias de las puntuaciones asignadas al alumnado según sea de GADE o GE. Dado el escaso registro observado en los valores 1, 2 y 3, la suma de sus frecuencias se ha considerado conjuntamente en las tres figuras.

Figura 1. Frecuencias de las valoraciones del tutor de la empresa sobre los conocimientos del alumnado en prácticas

La competencia asociada al conocimiento que recibe una menor valoración tanto en media (aunque con una buena valoración global de 4,32) como en frecuencias, es la formación universitaria ajustada al puesto. Esta apreciación es más destacada en la titulación de GADE, donde el 15% de los tutores evalúan a este tipo de alumnado por debajo de 4 mientras que, en GE este dato es de 13%. En el lado opuesto, destaca la formación adquirida en las prácticas (con una valoración media superior al 4,5 y una frecuencia en el máxima valor de 5 del 56% y del 58% en GE y GADE respectivamente). Por su parte, el nivel medio de la capacidad técnica asignada a GE también es superior a GADE, un 58% de los estudiantes de GE reciben una puntuación de 5 frente a los de GADE que este valor lo alcanzan el 54%.

Figura 2. Frecuencias de las valoraciones del tutor de la empresa sobre las habilidades del alumnado en prácticas

Entre las competencias asociadas a las habilidades del alumnado en prácticas destaca, en primer lugar, la capacidad de aprendizaje (donde el tutor de evalua con un 5 al 81% de los alumnos de GE y al 76% de GADE) y, en segundo lugar, la facilidad de adaptación (donde la máxima puntuación del tutor es alcanzada por el 78% en GE y el 75% en GADE). En una posición intermedia estarían las competencias identificadas con: administración de trabajos, habilidades de comunicación (con una valoración media de 4,55 y sin diferencias significativas entre GADE y GE en cuanto al porcentaje de maxima valoración del tutor que oscila entre el 61% y 64%). Por su parte, las habilidades menos valoradas del alumnado de ambas titulaciones son la iniciativa y la creatividad (que no alcanzan la valoración media de 4,5) aunque GADE obtiene una mejor puntuación en creatividad y GE en iniciativa.

Figura 3. Frecuencias de las valoraciones del tutor de la empresa sobre las actitudes del alumnado en prácticas

Como se puede apreciar en la Figura 3, la lista de competencias que tienen que ver con la actitud del alumnado en la ejecución de su práctica presentan una buena valoración, los cinco ítems superan el valor medio de 4,7. Las actitudes mejor valoradas son asistencia, puntualidad y sentido de la responsabilidad, por este orden, y las que consiguen un menor resultado son la implicación personal y la motivación. Este tipo de competencias presentan pocas diferencias entre ellas atendiendo a la titulación del alumnado con la excepción de la asistencia, donde podemos observar que el 90% de los alumnos de GADE reciben una puntuación de 5 mientras que los de GE un 80%. Aunque en menor medida, también lo alumnos de GADE son mejor valorados que los de GE en implicación personal (se valora con 5 el 81% a GADE frente al 73% en GE).

La motivación de este artículo es deducir algunas conclusiones de utilidad para mejorar en el proceso de formación académica del alumnado en grado con vistas a que repercuta favorablemente en su futuro profesional. Así, el objetivo planeado en este estudio es describir un diagnóstico pormenorizado de las principales competencias que permiten evaluar el nivel de empleabilidad del alumnado de Grado en Administración y Dirección de Empresas (GADE) y Grado en Economía (GE) de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Vigo. Para ello se cuenta con la evaluación de los tutores de la totalidad del alumnado de ambas titulaciones que han realizado prácticas externas en los últimos cinco cursos académicos. Se trata, por tanto, de una investigación que ha implicado la exhaustiva recogida, posterior tratamiento y análisis, de información de la población completa del alumnado que realizó prácticas en nuestro centro de septiembre de 2013 hasta septiembre de 2018.

Al margen de algunas cuestiones relativas a la empresa (su identificación, período y duración de la práctica,…), y al comportamiento propio del alumnado en la práctica (asistencia, puntualidad, implicación personal,…), la mayoría de las cuestiones del informe del tutor de la entidad colaborada se refieren a la evaluación de los conocimientos y habilidades del alumnado en la realización de las tareas de su práctica. Estas últimas son las evaluaciones que nos permiten extraer posibles puntos débiles que requerirían una mejora por parte de las instituciones implicadas.

Los principales resultados ponen de manifiesto un satisfactorio nivel de competencias de los alumnos en prácticas de la Facultad de Ciencias Económica y Empresariales. En media, la valoración global de todos los indicadores sometidos a evaluación supera el 4,3 en una escala de Likert con valores entre 1 y 5. Aunque se observan pequeñas diferencias entre alumnado de ambas titulaciones (GADE y GE) y por sexo, no son sometidas a un exhaustivo análisis de significatividad estadística. Aún así, resulta sistemática la mejor evaluación media de la mujer frente al hombre tanto en competencias asociadas a conocimientos como a habilidades y a actitudes/comportamientos en la práctica externa.

En cuanto a los resultados del análisis pormenorizado de las distintas competencias, y en lo relativo al conocimiento del alumnado, se pone de manifiesto una evaluación inferior a la media del ítem: formación universitaria ajustada al puesto (se valora como 4,32 cuando la media total de 4,72). Sin duda esto representa una importante señal de atención para la institución universitaria en dos posibles vertientes. Con las salvedades oportunas, se puede interpretar que en algún sentido se pone en cuestión, en primer lugar al enfoque de la formación académica aportada al alumnado en el centro, pero también el tipo de tareas que configuran la práctica en las empresas o entidades colaboradoras. En definitiva, parecería oportuna plantear una reflexión tanto en la propia Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (por ser responsable directo de la formación) como del centro con la Universidad Vigo en su papel conjunto de tratar de encajar adecuadamente la asignación del perfil del alumnado en prácticas a la demanda de las entidades colaboradoras.

Por su parte, las habilidades del alumnado menor valoradas por parte del tutor de la empresa son la creatividad y la iniciativa (con un valor medio de 4,38 y 4.49 respectivamente). Este peor resultado es consistente tanto en hombres como en mujeres y en ambas titulaciones. Para mejorar este tipo de competencias podría ser oportuno hacer un mayor esfuerzo por parte de la Facultad para fomentar el desarrollo de este tipo de aptitudes en el proceso formativo. Esto se podría llevar a cabo incorporando trabajos que requieran una iniciativa del alumnado para solventar algún tipo de problema o replanteamiento de adjudicación de recursos disponibles. En el mismo sentido también procedería promover actividades académicas de carácter transversales que permitan mejorar las habilidades de comunicación oral y escrita y la administración del trabajo puesto que serían otras dos capacidades valoradas globalmente por debajo de la media (4,55 frente a 4.72) pero también, de forma sistemática en ambas titulaciones y tanto en hombres como en mujeres. Como dato positivo se observa que se valora por encima de la media la capacidad de aprendizaje, y la facilidad de adaptación del alumnado a las prácticas. Sin duda son dos requisitos imprescindibles en el mercado laboral que avalan un resultado optimista a la hora de evaluar el nivel de empleabilidad de los graduados en GADE y GE con prácticas de nuestro centro.

A modo de conclusión, consideramos que si bien son mejorables algunos de los aspectos achacables al enfoque de la formación, sin duda se ha identificado el buen posicionamiento en aspectos importantes en pro de la deseada adaptación universidad-empresa. En concreto, se cuenta con una muy favorable aptitudes y actitudes generalizada relativas a un comportamiento responsable, así como a la capacidad de aprender y facilidad en la adaptación del alumnado que puede augurar el éxito en este intento.

Una limitación de este estudio, que deseamos ir solventando en futuras investigaciones, es llegar a disponer de información académica del alumnado así como poder acceder a la totalidad de alumnos egresados de la facultad (no solo a los que han realizado prácticas) para poder sacar conclusiones directamente de su experiencia en el mercado laboral.

No obstante, es importante destacar que, a diferencia de otras informaciones trasmitidas en reseñas de divulgación institucional basándose en datos agregados y/o procedentes de muestras, una ventaja de nuestra investigación es disponer de información individualizado y completa de la población objeto de estudio. Esto es así porque, partiendo de una identificación numérica del alumnado que garantiza su anonimato, contamos con la totalidad de los alumnos con prácticas de la FCEE y con todas las valoraciones de cada una de las competencias evaluadas. Así mismo, para llevar a cabo nuestro estudio contamos con el apoyo institucional de la FCEE, de la FUVI (entidad encargada de la gestión, seguimiento y custodia de la documentación relativa a las prácticas extracurriculares de la Universidad de Vigo) y de la Universidad de Vigo a través de una ayuda financiara al GRUPO INNOVACION DOCENTE: PRA&EMP (PRACTICAS NA EMPRESA) al que pertenecemos. A todos les agradecemos su colaboración y nos comprometemos a compartir con ellos los resultados, dando con ello la oportunidad de enriquecen nuestra modesta aportación a la investigación, y para que puedan divulgarlos en la medida en que lo consideren procedente y oportuno.

 Agradecimientos

Las autoras desean agradecer a los grupos de investigación a los que pertenecen, REDE, ECOBAS e Imark, y muy especialmente a los tutores de las empresas colaboradoras con las prácticas externas y a la Fundación Universidad de Vigo. Así mismo, se agradece la financiación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad a través del Proyecto ECO2016-76625-R, y de la Universidad de Vigo a través del grupo de innovación docente PRA&EMP.

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