Desde la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), el Prácticum, dentro de la formación universitaria, se ha consolidado como un componente esencial del proceso formativo de los estudiantes (B.O.E. 20/11/90; 10/10/91; 27/8/92; 12/1/93, etc.). En un entorno como el actual, cada vez más profesionalizador y en donde la empleabilidad se convierte en un objetivo central de la formación, el Prácticum representa el escenario ideal para desarrollar tareas y responsabilidades en contextos de trabajo real que amplíen y enriquezcan las ya adquiridas en contextos académicos (Castilla, 2005; Mendoza-Lira y Covarrubias-Apablaza, 2014). Siendo, en estos escenarios, donde se ponen en juego e integran los referentes teóricos y prácticos que facilitan una comprensión holística de los contenidos (Zabalza, 2016).

Siguiendo a Sánchez y Gairín (2008), la formación práctica: “permite desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes (competencias) propias de un desempeño profesional, gracias a las actividades profesionales desarrolladas en contextos y condiciones reales” (p.165). Por ende, los períodos de formación curricular que implica el Prácticum tienen como principal finalidad la adquisición de competencias para el ejercicio profesional en el ámbito laboral deseado (Villa y Poblete, 2004). En este sentido, Gardiner (1989) identifica tres niveles de formación de los estudiantes en relación al Prácticum: a) el contenido, o lo que propiamente debe aprenderse, b) el desarrollo personal y la construcción de significados que se realiza a partir de la propia experiencia y, c) el meta-aprendizaje, o la forma en qué el estudiante llega a ser consciente de su estilo de aprendizaje. En este entramado, las condiciones de: a) coherencia, b) centralidad y, c) complementariedad; en relación con el proyecto formativo, en cuanto a los propósitos y acciones de la profesión y en cuanto al conjunto de las asignaturas del grado, determinaran, según Zabalza (2016) el impacto formativo del Prácticum en los estudiantes.

Desde la vertiente del estudiante, el Prácticum suele ser un hito en su trayectoria formativa; momento en donde se realizan aprendizajes experienciales fuera de los contextos convencionales de las aulas y los laboratorios, que se basan en el principio de aprender haciendo (Kolb, 1984; Selva, Martínez, Elejabarrieta y Navarrete, 2016; Selva et al., 2018). Como buena práctica de aprendizaje, el Prácticum debe delimitar, entre otros, sus propósitos formativos, las actividades o tareas a desarrollar o los conocimientos conceptuales o competencias a obtener (Zabalza, 2016). Sin embargo, más allá de esta organización, de las actividades y tareas a desarrollar o de la supervisión recibida, la experiencia del Prácticum tiene una dimensión eminentemente personal, por la cual, cada estudiante lo experimenta de una forma particular. Algunos estudios realizados en el ámbito de la educación (e.g., Mérida, González y Olivares, 2012; Saiz y Ceballos, 2019; Valera, 2015), se han aproximado a las experiencias del estudiantado en relación al Prácticum, señalando, entre otros: a) la relevancia de las prácticas en el desarrollo profesional del estudiante y las conductas de ajuste que éste facilita en relación a los contextos prácticos; b) un recurrente divorcio entre los contenidos teóricos y prácticos de la asignatura; c) la necesidad de replantear el papel del profesor-supervisor universitario o; d) el vínculo que supone el Prácticum en relación a la trayectoria académico-laboral posterior.

Más concretamente, en el ámbito de la Psicología, la formación práctica es objeto de preocupación recurrente en las Conferencias de Decanos. Esto se traduce en que las diversas Facultades de Psicología de las universidades españolas realizan acciones y planes en aras de que el Prácticum sea, cada vez más, un instrumento de integración y aprendizaje del estudiante en relación a la práctica y el desempeño del rol profesional (Blanco, 1998). Por ende, el reto de las universidades pasa, una vez más, por promover el desarrollo profesional de los estudiantes garantizando una formación práctica sólida como parte fundamental de sus planes de estudio (García et al., 1999). En otras palabras, se trata de articular teoría y práctica apostando por estrechar el vínculo con la experiencia real y renunciando a perspectivas excesivamente teóricas y descontextualizadas (Saiz-Linares y Ceballos-López, 2019). 

El Prácticum de Psicología en la UOC

En este contexto, el objetivo general de esta comunicación es aproximarnos a las narrativas sobre la experiencia del Prácticum de los estudiantes de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya. Más específicamente, esta investigación tiene el doble objetivo de: a) conocer la experiencia y el grado de satisfacción del estudiantado en relación al Prácticum (primera fase) y; b) crear, con base a estas narrativas, un recurso didáctico que aproxime el Prácticum en sus diferentes ámbitos y experiencias a los futuros estudiantes (segunda fase).

Si bien los Prácticum tienen sus propias diferencias en función del tipo de universidad, de la titulación y/o del ámbito de conocimiento, esta investigación, como se mencionaba, se centrará en las narrativas sobre el Prácticum de Psicología de los estudiantes de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC); una universidad online. El grado de Psicología en la UOC cuenta con dos asignaturas obligatorias de prácticas, el Prácticum I (PRC I) y el Prácticum II (PRC II), de 9 créditos ECTS cada una, mediante las que los estudiantes pueden desarrollar competencias profesionales relacionadas con los ámbitos de aplicación incluidos en el plan de estudios de la titulación; concretamente: a) Psicología clínica y de la salud; b) Psicología de la educación; c) Psicología de la intervención social y; d) Psicología del trabajo y las organizaciones.

El Prácticum se realiza en el séptimo y octavo semestre del plan de estudios del grado, es decir, al final de la trayectoria formativa del estudiante. Cada Prácticum implica 90 horas de formación presencial en un centro de prácticas o bien formación en investigación. Las horas de prácticas, se llevan a cabo a lo largo del calendario lectivo del semestre en los días y horarios pactados entre el estudiante y el centro. Además, ambas asignaturas incluyen actividad académica dentro del aula virtual.

Mediante una aproximación cualitativa, se han recogido las narrativas de los estudiantes que han cursado el Prácticum (I o II) de Psicología en la UOC. La técnica de muestreo utilizada ha sido por conveniencia, en aras de seleccionar estudiantes por: a) su destacado rendimiento académico; b) la facilidad de acceso y; c) por representar proporcionalmente los cuatro ámbitos del Prácticum de Psicología de dicha universidad. La muestra del estudio se ha conformado por siete estudiantes, seis mujeres y un hombre, de edades comprendidas entre los 21 y los 63 años, tres de los cuales han cursado y, por tanto, valorado, únicamente el Prácticum I, y cuatro estudiantes que han realizado los dos Prácticums; de tal forma que sus opiniones y valoraciones tienen en cuenta las experiencias de ambos períodos de prácticas. En relación con el centro donde estos estudiantes han realizado el Prácticum, podemos destacar que el 42.86% escoge un centro privado y, el porcentaje restante, se reparte entre fundaciones, asociaciones, centros concertados u otros tipos de centro. Así mismo, el 57.14% de ellos fue asignado a un centro ofertado por la UOC y el 42.86% decidió buscarse un centro por cuenta propia (ver Tabla 1).

Tabla 1. Características de la muestra

Si nos centramos en los ámbitos escogidos para realizar las prácticas, y dado que la muestra, como se anticipaba, se ha escogido por representar proporcionalmente los cuatro ámbitos del Prácticum, encontramos que la especialidad con mayor representación es la de Psicología clínica y de la salud, con tres estudiantes; en concordancia con el elevado número de estudiantes que tiene como preferencia dicho ámbito y que, consecuentemente, cursa esta mención. Le sigue la especialidad de Psicología de la educación, que queda representada por dos estudiantes, mientras que los ámbitos de Psicología de la intervención social y de Psicología del trabajo y las organizaciones han sido representados, únicamente, por un estudiante cada uno, dado el menor número de estudiantes que deciden encaminarse hacia esta especialidad de la Psicología. Finalmente, cabe destacar que los estudiantes que forman parte de nuestra muestra, representan, en gran medida, el perfil de estudiante de la UOC. De acuerdo con Duart, Salomón y Lara (2006), este es, mayoritariamente, mujer, de entre 35 y 45 años (en este caso, cinco de las siete personas entrevistadas se encuentran en esta franja de edad), activo laboralmente, con otro título universitario y a menudo con cargas familiares.

Para la recolección de datos se ha utilizado una entrevista semiestructurada para la cual se ha elaborado un guión temático que tiene por objetivo indagar en las experiencias e interpretaciones que los estudiantes realizan del Prácticum, y profundizar en el grado de satisfacción y en los significados que han construido de este período formativo. El guión se compone de tres bloques que sitúan al estudiante en momentos diferentes del proceso; concretamente: I) Antes de empezar el Prácticum; II) Durante el desarrollo del Prácticum y; III) Al final del proceso: reflexiones generales del Prácticum. En estos bloques, y en función del momento al que se inscriben, se abordan (entre otras) las siguientes dimensiones: a) elección del ámbito y centro de prácticas; b) expectativas y motivación inicial en el momento de seleccionar la plaza; b) tareas y actividades desarrolladas; c) contraste experiencias versus expectativas iniciales; d) soporte recibido de los principales agentes involucrados en el Prácticum; d) reflexión en torno a la adquisición y desarrollo de competencias profesionales en el Prácticum en coherencia con los contenidos teóricos adquiridos previamente en la titulación y; e) consejos y recomendaciones para futuros estudiantes. El guión completo de la entrevista está disponible solicitándolo a la primera autora.

La duración de las entrevistas osciló entre los 40 y los 55 minutos. En esta primera fase, que tiene por objetivo conocer la experiencia y grado de satisfacción con el Prácticum de los estudiantes, las entrevistas fueron grabadas en audio y, siguiendo los estándares éticos, antes de empezar, los participantes entrevistados fueron debidamente informados del objetivo de la investigación y firmaron un consentimiento informado. En la segunda fase, tras el análisis de contenido realizado, se han seleccionado los participantes clave con los que se crearán los recursos didácticos en formato vídeo que permitan aproximar el Prácticum, en sus diferentes ámbitos y experiencias, a futuros estudiantes. Los criterios de selección han sido: a) riqueza de las narrativas y de sus experiencias en torno al Prácticum; b) mantenimiento de una distribución equitativa de los ámbitos en función de su itinerario formativo y; c) como criterio pragmático, la disposición y el interés expresado en las entrevistas en ampliar su colaboración.

Tras la transcripción verbatim de las entrevistas y en aras de hallar temas y patrones comunes en los datos, se ha realizado un análisis de contenido temático (Patton, 2002), combinando la aproximación inductiva con la deductiva. El procedimiento analítico ha contemplado tres fases; primero, se realizó una lectura cuidadosa del corpus para comprobar que las entrevistas eran verbatim. Segundo, se realizó una lectura del corpus para identificar, a modo de pre-análisis, los temas generales. Y, finalmente, se procedió a realizar el análisis sistemático del corpus utilizando como soporte el programa informático Atlas.ti (Muñoz y Sahagún, 2017).

A continuación, se presentan los resultados del análisis de contenido con base a los tres grandes bloques presentes en el guión de entrevista: I) Antes de empezar el Prácticum; II) Durante el desarrollo del Prácticum y; III) Al final del proceso: reflexiones generales del Prácticum.

1. I) Antes de empezar el Prácticum

Una vez en disposición de poder cursar el Prácticum, es decir, con los 177 créditos requisitos incorporados en el expediente, los estudiantes que quieran cursar las prácticas en ese semestre se enfrentan a un momento crucial en su desarrollo formativo: el proceso de selección del ámbito profesional y del centro en el cual realizar las prácticas. En este momento, las concepciones que se tengan en relación al Prácticum influirán en la toma de decisión y en la gestión de expectativas respecto al mismo. 

El ámbito en el que circunscribir el Prácticum es una decisión que a menudo tienen clara desde el inicio del grado, o, en su defecto, que se concreta a lo largo de él. Sin embargo, la elección del centro no es tan sencilla. Por un lado, porque la oferta de plazas para cada uno de los ámbitos profesionales del grado de psicología puede variar semestre a semestre, debido a las necesidades propias de los centros de prácticas o a valoraciones del grado de psicología y, por el otro, porque los estudiantes pueden buscar y proponer centros de su interés que, de cumplir con una serie de requisitos, pueden ser validados académicamente. En este sentido, en las narrativas recogidas priman dos vertientes, una, en la que el centro de prácticas es un centro diana y de claro interés para el estudiante; es decir, que responde a un deseo y proyección profesional definidos previamente y por los que incluso se dilucidan estrategias de acción:

“Intenté contactar con algún estudiante que hubiera hecho las prácticas allí (…) como soy previsora, ya llevaba semestre viendo los centros que ofertaba la UOC por mi zona y mi centro se repetía todos los semestre así que, imaginé, era un buen centro y funcionaba bien para realizar el Prácticum…” (estudiante del ámbito de Psicología clínica y de la salud).

Y otra en la que prima la comodidad y el pragmatismo, y por la que (a menudo por cuestiones familiares) se opta a centros cercanos a la residencia, de fácil accesibilidad o que faciliten la conciliación; eso si, sin renunciar al ámbito de interés. En el mejor de los casos, sucede una combinación de ambas vertientes.

Las expectativas iniciales en el momento de seleccionar la plaza recorren un amplio abanico de posibilidades: desde la total ausencia de imaginario en relación a las prácticas y a sus posibilidades o la visión del Prácticum como “un trámite, pero que, al final, me sorprendió” (estudiante del ámbito de Psicología de la intervención social), a la ilusión de que les permitirá intervenir y desarrollar tareas propias de un profesional de la psicología; pasando también por expectativas más ajustadas a la realidad de un Prácticum enmarcado en un grado. 

1. II) Durante el desarrollo del Prácticum

En este apartado de análisis, se reflexiona sobre algunos aspectos que conciernen al estudiante durante su período de prácticas, como las tareas a realizar, el papel crítico que juegan los diferentes agentes implicados en el Prácticum o el contraste entre expectativas y realidad encontrada en el período de prácticas. 

En su mayoría, y con independencia del ámbito, las tareas que el estudiantado debe realizar en las prácticas recorren desde la mera observación, que favorece la comprensión de las tareas y las dinámicas relacionales y de trabajo que se establecen en estos espacios, a la participación guiada en etapas más avanzadas, donde pueden ensayar el rol del psicólogo y “aprender haciendo” (Kolb, 1984; Selva et al., 2018). En consonancia con otros estudios (e.g., Saiz-Linares y Ceballos-López, 2019; Ventura, 2005), las narrativas ponen de manifiesto divergencias en las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes en función del centro, tanto en lo que remite al tipo de tarea, como al nivel de profundidad y autonomía. Esto guarda relación directa con el tipo y la titularidad del centro; el tipo de tareas y/o su confidencialidad; el tutor designado y el estudiante en cuestión. En otras palabras, del objetivo en última instancia que tiene el centro por ser centro de prácticas y del volumen de trabajo del momento en cuestión, del talante y la sensibilidad del centro y del profesional tutor hacia la formación, y del interés, la autonomía y la proactividad del estudiante. Por todo ello, y de acuerdo con Saiz-Linares y Ceballos-López (2019), sigue siendo uno de los retos fundamentales del Prácticum el desarrollo de tareas que posibiliten a los estudiantes poner en juego un rol reflexivo y deliberativo.

No cabe duda que las tareas desempeñadas juegan un papel determinante en la valoración que se realiza del Prácticum y en el posible contraste de expectativas entre el imaginario y la realidad. En este sentido, las narrativas suelen presentar visiones dicotómicas: a) o bien ponen de manifiesto un desajuste entre expectativa y realidad, señalando que: “me esperaba más de las prácticas” (estudiante del ámbito de la Psicología del trabajo y de las organizaciones) y/o de las prácticas en el centro en cuestión o, b) por el contrario, subrayan el potencial del Prácticum como forma de acercamiento a la realidad profesional:

“…me ha permitido ver precisamente eso, que las prácticas no funcionan como un manual, que no son una receta, que cada caso es distinto y que requiere de análisis y tomas de decisión diferentes. Y claro, la experiencia aquí es importante…” (estudiante del ámbito de Psicología de la educación).

La falta de alineación entre expectativa y experiencia puede responder a una imbricación insuficiente del Prácticum en el plan de estudios (Morales, 2013), a un déficit de información por parte de la universidad en relación al Prácticum, o a un conocimiento poco ajustado del estudiante en relación a la misión de esta asignatura y/o a las tareas concretas a desempeñar en el centro de interés antes de empezar. Esto se ilustra con afirmaciones como la siguiente: 

“…me esperaba poder realizar intervenciones y llegar a llevar casos de forma autónoma” (estudiante del ámbito de Psicología clínica y de la salud).

Hecho que, inevitablemente, provoca un desajuste entre el imaginario y la realidad. En este sentido, como universidad es clave que velemos por hibridar el Prácticum al desarrollo académico que posibilita el plan de estudios, al tiempo que debemos trabajar con especial atención la gestión de expectativas del estudiantado, ofreciendo la máxima información posible en relación a la etapa formativa del Prácticum, así como en relación a las prácticas específicas a desarrollar en los centros colaboradores. Más concretamente, en relación a las tareas que el estudiante podrá desempeñar (de aquí la importancia de los vídeos sobre las experiencias de los estudiantes como recurso didáctico para otros estudiantes). En esta misma línea, se debe apostar en mayor medida por trabajar la reflexión derivada de las vivencias y experiencias en torno a las prácticas, ya que más allá del tipo de centro de prácticas o de las tareas concretas desempeñadas, es justamente la reflexión de lo vivido la verdadera fuente de conocimiento.

En lo referente al papel que juegan los agentes de la universidad en el acompañamiento y tutorización de los estudiantes, se alude de forma recurrente a “la profesionalidad y solvencia” y a la “especialización” del profesorado del aula y del profesorado responsable de la asignatura (estudiante del ámbito de la Psicología de las organizaciones y estudiante del ámbito de la Psicología de la intervención social, respectivamente); sin embargo, también se narra cierta “soledad” en el decurso de las prácticas (estudiante del ámbito de Psicología clínica y de la salud).       

En relación con el papel del tutor de centro, se destaca claramente la importancia de su rol en relación al feedback, a la dinámica formativa y relacional, y a su papel como modeladores de la práctica y agentes de socialización y reflexión (Melek, 2012). En este sentido, una estudiante señala el valor de la formación teórica que pueden propiciar los tutores de centro:

“…me he sentido acogida y apoyada en todo momento, con cualquier duda y/o necesidad. Es más, ha dedicado horas a formarme teóricamente, sobre trastornos, sobre TDAH…. para que tuviera el máximo conocimiento (…) me ha preparado” (estudiante del ámbito de Psicología clínica y de la salud).

Esta cita rompe con el reduccionismo que sitúa los contenidos teóricos en la universidad y los prácticos en el centro; situando, simplemente, momentos de aprendizaje distintos en ambos espacios (Ezquerra, 2016). E aquí el escenario hacia el que los estudiantes reclaman que vaya el Prácticum, aquél que imbrica puentes entre la realidad académica y la profesional y que, de forma irrenunciable, establece espacios de diálogo y reflexión conjunta (Saiz-Linares y Ceballos-López, 2019).

A la luz de estos resultados, y de acuerdo con Alonso-Briales y Vera-Vila (2016), en la calidad de la tutorización del profesional del centro y del profesor del aula reside buena parte de la formación del estudiantado. De aquí la importancia recurrente en la literatura (e.g., Méndez, 2011) en la formación y calificación de las figuras del tutor de centro y del profesor del aula en relación a las tareas a desempeñar, y en relación a convertir el Prácticum en una asignatura realmente profesionalizadora.

III) Al final del proceso: reflexiones generales del Prácticum

En este último apartado de análisis, se reflexionará sobre el Prácticum como conjunto, atendiendo especialmente a la adquisición y desarrollo de competencias profesionales, la identificación con el rol profesional o los consejos y recomendaciones de los estudiantes en relación a este período formativo.

“Las experiencias obtenidas de la acción, de la asunción de responsabilidad real y del enfrentamiento a problemas concretos aportan realmente competencias que la mejor enseñanza jamás será capaz de proporcionar” (Lévy-Leboyer, 1997, p.27). Siguiendo a Levy-Leboyer (1997), las narrativas recogidas subrayan el importante papel de las prácticas en la puesta en juego de competencias adquiridas a lo largo del grado y en el desarrollo de competencias no solo prácticas, sino también teóricas: 

“…aquello aprendido y trabajado en casos “sobre el papel” lo he podido aplicar y trabajar en casos reales (…) es como aprender a nadar en cuatro años y, de golpe, tirarte por primera vez a la piscina” (estudiante del ámbito de psicología de la intervención social).

En cuanto a la identificación con el rol profesional, las narraciones recogidas muestran que este período permite a los estudiantes, y de forma progresiva, concebirse como profesionales en un futuro más o menos inmediato. Es decir, les permite conocer las características de la profesión y comprobar si se identifican con ella para desempeñarla:

“Creo que al principio es un poco complicado identificarse con el rol, eres, creo yo, un poco la sombra del psicólogo que te tutoriza y vas un poco donde te digan. Sin embargo, a medida que pasan las horas de prácticas vas adquiriendo confianza y dejando de ser esta sombra que te comento. Por lo tanto, no sólo vienes con la mochila de conocimientos del grado sino que ya sabes un poco cómo funciona el centro, cómo se trabaja e incluso cómo es el paciente que tienes delante, así que adquieres autonomía e iniciativa” (estudiante del ámbito de Psicología clínica y de la salud).

Una de las partes de mayor interés de este estudio, y concretamente en su segunda fase, trata de acercar las experiencias, consejos y recomendaciones de los estudiantes del Prácticum a futuros estudiantes mediante un recurso didáctico, en formato vídeo, presente en las aulas de tutoría. Cabe hacer mención que en la UOC las aulas de tutoría son aulas virtuales específicas donde los estudiantes reciben asesoramiento por parte de un/a tutor/a con respecto a su desarrollo curricular a lo largo de sus estudios de grado. De este apartado se destacan, principalmente, las siguientes recomendaciones pedagógicas: a) ajustar en lo posible las expectativas a la realidad, dando la importancia necesaria a la elección del ámbito y del centro, teniendo identificadas previamente las preferencias personales y el futuro laboral de interés y “planificando con tiempo la búsqueda del centro, no dejarlo como una elección banal”; b) escuchar, aprender y aportar: “tener un talante abierto, no tener resistencias o prejuicios personales ni inseguridades (…) abrir mucho los ojos y oídos y ser esponja, absorbiendo todo aquello que se trabaje en el centro” y; c) ser consciente de la importancia del Prácticum: “no es un asignatura cualquiera, no es un trámite, te abre puertas o te ayuda a cerrarlas, pues, entonces, valorar lo que aporta esto” (citas de estudiantes del ámbito de la Psicología del trabajo y de las organizaciones, del ámbito de Psicología clínica y de la salud y del ámbito de la Psicología de la educación, respectivamente).

En esta comunicación se han presentado las reflexiones en torno al Prácticum de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya desde las voces de los principales protagonistas del proceso: los estudiantes. Es decir, en su primera fase, ha permitido conocer la experiencia e interpretaciones que confieren a esta etapa formativa; mientras que la segunda, permitirá crear recursos didácticos en formato vídeo de alto valor para los estudiantes. En contraste con otras investigaciones realizadas en torno a las experiencias de los estudiantes, el objetivo final de este estudio es, precisamente, convertir este material narrativo en un recurso que ayude en la toma de decisión y facilite un mayor aprovechamiento de la experiencia del Prácticum a los futuros estudiantes.

A tenor de los resultados de este estudio y acorde con la literatura consultada, el Prácticum ofrece a estudiantes, profesores y tutores, oportunidades de desarrollo y enriquecimiento personal y profesional, y acontece un espacio privilegiado para la formación y para la adquisición y fortalecimiento de competencias. Además, facilita y a menudo afianza la elección vocacional-profesional posterior de los estudiantes, así como su vinculación con el mercado laboral.

A modo de epílogo, todos los profesionales vinculados de un modo u otro con el Prácticum, debemos seguir en el afán de romper dicotomías y establecer puentes entre la teoría y la práctica, velar por la calidad en los procesos de seguimiento y tutorización compartidos entre profesores y tutores de centro, facilitando espacios de diálogo y experiencias formativas de valor, y ofreciendo recursos, como el audiovisual que se presenta en la comunicación, que acerquen las experiencias, aprendizajes y recomendaciones entre estudiantes.

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